"EL AMOR EN PAREJA"
"Ama bien a tu pareja, dile: «Sin ti también me iría
bien»".
Entrevista de Víctor-M. Amela a Joan Garriga,
psicoterapeuta gestáltico, especializado en relaciones de pareja,
en “La Contra”, de La Vanguardia de 14 de marzo de 2013.
“Tengo 55 años. Nací en Bellpuig (Lleida) y vivo en Barcelona. Soy psicólogo.
Tengo dos hijos, Aram (33) y Tomás (17) de dos matrimonios. . . que acabaron en
divorcio. ¿Política? ¡Espiritualidad al poder! ¿Creencias? "Dios es más que yo
mismo", como decía san Agustín”.
¿Necesitamos pareja?
Anhelamos un vínculo que nos reporte pertenencia,
intimidad, sexualidad y crecimiento.
¿Y la pareja nos lo da?
Sí, pero hoy queremos que la pareja sirva al yo…, y eso lo
complica todo.
¿Puedo ser feliz sin pareja?
Sí: conozco a un monje feliz, sin sexo, pero con
pertenencia, intimidad y crecimiento.
¿Y usted?
Me casé, me divorcié. Volví a casarme, aposté fuerte…, y
volví a divorciarme. Luego tuve una pareja muy amorosa con la que no convivía…
¡y fue mi mejor relación!
¿Y qué sucedió?
Que a los siete años, ella quiso un hijo conmigo…, y yo
no: motivo de ruptura segura.
¿Y hoy, qué tal anda?
Tengo amor, aunque sin vivir en pareja.
¿Mejor solo que mal acompañado?
Sí…, ¡pero casi todo el mundo prefiere mal acompañado!
Solemos preferir algún vínculo…, ¡aunque sea de mal amor!
¿Qué hacer para tener buen amor?
Hay cuatro etapas. Primera, enamoramiento: “Me mueves
mucho…, pero te veo poco”. Segunda, relación: “Ya te veo mejor, ¡y aun así te
elijo para caminar juntos!”. Tercera. Compromiso: “Estamos creando algo más
importante que nuestras familias de origen y parejas anteriores”.
¿Y cuarta?
Entrega: “¡Te quiero a ti y a lo que a ti te dirige!”.
Este es ya un amor muy desarrollado…
¿Por qué?
Es el deseo espontáneo de que el otro sea feliz. ¡Eres
feliz en la plenitud del otro!
Palabras mayores, ¿no?
¡Sí! Entre tanto, importa que sepamos esto: nadie,
¡nadie!, puede hacerte feliz. Y que nadie, ¡nadie!, puede hacerte infeliz.
¿Entonces…?
Tu felicidad sólo depende de tu conexión íntima con tu ser
interior.
¿Y de qué depende esa conexión?
De estar en paz con tus figuras paternas y familiares para
no cargar con nudos… que luego pretenderás ventilar en la pareja.
¿Eso pasa?
Una pareja no son dos personas: son dos sistemas
familiares que se encuentran.
¿Qué coste y beneficio tiene la pareja?
“¿Es mejor casarse o permanecer soltero?”, le preguntaron
a Sócrates, que respondió: “Cásate. Si te va bien, serás un poco feliz. Y si te
va mal…, ¡serás filósofo!”.
Deme algún ejemplo de mal amor.
“Sin ti no podría vivir”, le decimos a nuestra pareja,
como si fuésemos niños. ¡Mal amor! Buen amor: “Sin ti también me iría bien…
Ah.
… pero como adulto, elijo estar contigo”. “Te quiero por
ti mismo”, decimos, ¡y no es bueno!: el buen amor consiste en “te quiero… a
pesar de ti mismo”, es decir, el buen amor acepta la sombras del otro, acoge y
lima las asperezas de los egos que se encuentran.
Siga, siga…
“Quiero pareja”: ¡mal amor! Abandona la demanda… ¡actúa!:
“Mejor me preparo para ser pareja”. Encuentra tu modo de ser buen compañero…, y
lo demás ya vendrá solo.
¿Algo muy intenso y emocional?
¡No! Esas turbulencias empobrecen y desvitalizan,
responden a heridas infantiles y viejos anhelos no colmados. ¡Lo enriquecedor es
que la relación fluya con facilidad!
Toda pareja es una relación de poder.
¡No! Es cooperar, es que uno y uno sean más que dos. Mal
amor: “Te lo doy todo”.
¿Por qué?
Dar mucho puede originar en el otro un sentimiento de
deuda, y empequeñecerlo. Ya no hay igualdad. ¡Da lo que el otro pueda devolver
sin que tenga que perder la dignidad!
¿Y si una parte pide: “Dame más”?
Puede que esté anclada en un guión de insatisfacción que
se nutre de demanda: le des lo que le des, ¡será siempre insuficiente!
Otro ejemplo de mal amor.
Poner a tus padres o a tus hijos por delante de tu pareja.
El buen amor es: “¡Primero nosotros!, antes que nuestras familias de origen y
que nuestros hijos en común”.
Otro ejemplo de buen amor.
Reír y llorar juntos ante cualquier adversidad: muertes,
abortos, ruinas…
Qué difícil que la pareja dure, ¿no?
Pues que dure lo que dure: entrar en el amor de pareja
significa también hacerse candidato al dolor de su eventual final.
¿Cuánto dura de promedio una pareja?
Podemos esperar entre tres y cuatro parejas a lo largo de
nuestra vida…, ¡con el consiguiente estrés emocional! Cada final nos enseña el
dolor y el desapego…, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la
vida.
Regale un último consejo para fomentar el buen amor en una pareja.
No deis por hecho que conocéis a vuestra pareja. Miradla
cada día de nuevo como si fuera nueva, y veréis lo que no veíais. Nos
relacionamos con la imagen que nos hemos hecho del otro, pero… ¿es el otro así
hoy?
Conclusión amorosa.
Lo dicho: solemos reclamar al otro: “Hazme feliz”, pero el
buen amor consiste en sentir el deseo espontáneo de que el otro sea feliz.
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Dos libros interesantes relacionados con el tema:
Joan GARRIGA, El buen amor en la pareja. Cuando uno y uno suman más que dos,
Destino, Barcelona 2013, 208 pags. 17 €.
Bärbel WARDETZKI, El amor vanidoso. Cómo fracasan las relaciones narcisistas,
Desclée De Brouwer, Bilbao 2012, 184 pags., 17 €.
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La buena noticia es que nadie te puede
hacer infeliz.
La mala es que nadie te puede hacer feliz.
“DEL VIEJO AMOR AL BUEN
AMOR”
Joan GARRIGA, El buen amor en la pareja.
Cuando uno y uno suman más que dos, Destino, Barcelona 2013.
12 REGLAS DE ORO PARA VIVIR EN PAREJA HOY
1. SIN TI NO PODRÍA VIVIR / SIN TI TAMBIÉN ME IRÍA BIEN.
Somos dos adultos que nos sostenemos sobre nuestros propios pies, no dos
niños buscando a sus padres. Sin ti también me iría bien, pero me alegra el
corazón que sea contigo y que estemos juntos.
2. TE QUIERO POR TI MISMO / TE QUIERO POR TI MISMO… BUENO,
A PESAR DE TI MISMO
Es un regalo enorme amar las sombras del otro, su ego, sus dificultades,
y ser compasivos con ello, porque eso significa que somos capaces de reconocer
al otro miembro de la relación en su realidad más sombreada. La pareja es un
campo de crecimiento en el que se van limando las asperezas del ego gracias a
que el amor compartido es capaz de soportarlas.
3. HAZME FELIZ / SIENTO EL DESEO ESPONTÁNEO DE QUE SEAS
FELIZ
La pareja no está pensada para darnos la felicidad, aunque si sabemos
conjugar todas sus dimensiones experimentamos algo que se acerca a la dicha.
Sentimos que pertenecemos a algo, que hemos creado una intimidad, un vínculo, y
que construimos caminos de vida.
4. QUIERO UNA PAREJA / MEJOR ME PREPARO PARA SER PAREJA
El exceso de «yo» y de individualidad por encima del sentido del
«nosotros» convierte la pareja en un campo increíble de libertad y al mismo
tiempo nos expone a más y más soledad e incertidumbre. Las dos cosas al mismo
tiempo. Si quieres tener pareja, trabaja en tu interior para encontrar tu propio
tono y manera para ser compañero o compañera, y lo demás se te dará por
añadidura.
5. TE LO DOY TODO / MEJOR TE DOY LO QUE ME MANTIENE EN EL
MISMO RANGO QUE TÚ
La pareja es una relación de igualdad en la que hay que procurar que haya
un intercambio de equilibro y justicia para preservar la paridad de rango. Dar
mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Mejor
dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el
intercambio fértil crece la felicidad.
6. DÁMELO TODO / DAME LO QUE TIENES Y ERES Y YO PUEDO
COMPENSAR, PARA MANTENERME EN MI DIGNIDAD
Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar
dos cosas: la primera, que esa persona es un niño y la segunda, que esa persona
sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un
guión de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida,
no se satisface. Mejor el intercambio positivo y gratificante al negativo e
hiriente.
7. OJALÁ SEA INTENSO Y EMOCIONAL / OJALÁ SEA FÁCIL
Algunas relaciones discurren con fluidez y facilidad, no chirrían. Son el
resultado del encuentro de dos naturalezas que armonizan sin grandes desencajes.
Otras veces, todo es difícil, a pesar del amor. Cuando una relación es intensa y
emocional, a menudo llega a ser desvitalizante. De hecho las grandes
turbulencias emocionales y los juegos psicológicos desgastantes y fatales tienen
que ver con reminiscencias de heridas infantiles y viejos anhelos no colmados.
8. LUCHO POR EL PODER / COOPERAMOS
Demasiados siglos de lucha y sufrimiento entre hombres y mujeres nos
convocan a una reconciliación. Es maravilloso cuando en la pareja ambos sienten
adentro, de verdad, de corazón, que no hay mejor ni peor, y que caminan juntos.
No uno por arriba y otro por abajo, no uno por delante y otro por detrás.
Cooperan. Son compañeros y amigos y hermanos y amantes y socios. Uno y uno son
más que dos. En lo más profundo las mujeres se suelen sentir mejores que los
hombres —según mis estadísticas— pero las más inteligentes se encargan de que
sus parejas no lo noten.
9. YO PIENSO, TÚ SIENTES Y ANTE LO DIFÍCIL SÁLVESE QUIEN
PUEDA / REÍMOS Y LLORAMOS JUNTOS Y JUNTOS NOS ABRIMOS A LA ALEGRÍA Y EL DOLOR
Las parejas enfrentan en su proceso vital asuntos que en algún momento duelen:
hijos que no vienen, abortos, muertes o enfermedades de seres queridos, vaivenes
económicos y existenciales. Son asuntos que ponen a prueba la capacidad de
aguante de la pareja, y que o bien la fortalecen o bien la derrumban y ponen en
ella resentimientos y millas de distancia.
10. QUE SEA PARA SIEMPRE / QUE DURE LO QUE DURE
Entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor
de un posible final. Hoy en día se habla de monogamia secuencial, esto es, de
que, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a
lo largo de nuestra vida, con el consiguiente estrés y tránsitos emocionales
complejos que ello conlleva. Cuando no hay un contrato institucional de por
medio, tenemos una oportunidad de crear la pareja cada día, a nuestra manera y
de vivir lo que nos permite. Si llega el final, aprendemos el lenguaje del
dolor, la ligereza y el desapego, para luego volver de nuevo al carril del amor
y de la vida.
11. PRIMERO LOS PADRES O LOS HIJOS Y LUEGO TÚ / PRIMERO
NOSOTROS, ANTES QUE NUESTRAS FAMILIAS DE ORIGEN Y QUE NUESTROS HIJOS EN COMÚN
Conviene saber que el amor se desarrolla mejor en universos de relación
ordenados: que los padres sean padres y que los hijos sean hijos, que la pareja
que se ha creado (que puede incluir a hijos de anteriores relaciones) tenga
prioridad frente a parejas anteriores o frente a las familias de origen. Que el
pasado sea honrado y labre un buen presente y un buen futuro. Algunas personas
dan más importancia a los hijos en común que a la pareja, lo cual acaba creando
malestar en todos. Al mismo tiempo, una pareja posterior debe saber que tiene
más posibilidades de ocupar un buen lugar si asume que los hijos de su pareja
estaban antes y respeta su prioridad.
12. TE CONOZCO / CADA DÍA TE VEO Y TE RECONOZCO DE NUEVO
Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino
con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo
del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para
evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a
la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le
descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y
jóvenes.