Semana 30 de septiembre: LA REVOLUCIÓN DE LA NO-DUALIDAD

NO-DUALIDAD: ¿UNA MODA?

Tercera Clave: La revolución de la no-dualidad.

Me parece que estamos viviendo un momento histórico caracterizado por tres grandes revoluciones, que tienen entre sí convergencias notables, lo cual me resulta sumamente significativo. Me refiero a las revoluciones cuántica, neurocientífica y de la no-dualidad. En mi opinión, gracias a ellas, se está gestando una cosmovisión radicalmente nueva que incluye una comprensión inédita del ser humano, y que está trastocando todos los antiguos paradigmas.

Ante la magnitud del cambio, se comprende que se activen resistencias por parte de quienes quieren sostener visiones del mundo que se sienten amenazadas. Aunque se comprende menos que, para llevar adelante tal intento, se caricaturicen los planteamientos diferentes para descalificarlos apresuradamente.

Se caricaturiza esta postura cuando, por ejemplo, la expresión “revolución de la no-dualidad” se entiende como si se quisiera “reducir una experiencia que transciende (sin separarse de ella) la historia a una mera nueva fase histórica”. Después de insistir de tantas maneras en el hecho de que la no-dualidad trasciende la historia –en realidad, todo el mundo de las formas–, se me hace extraño que alguien me achaque tal error.

Hablar de que nos hallamos en la “revolución de la no-dualidad” no significa, en absoluto, presentarla como una “etapa” o “fase” (última) del proceso evolutivo. Lo que se hace es subrayar el hecho, a mi modo de ver incontestable, del auge y de la expansión que esta comprensión –siempre presente en toda la historia de la humanidad– va tomando en este momento histórico.   

Me parece que el hecho de la “expansión” notable de lo que llamamos “no-dualidad”, con todas las cautelas y actitud crítica que sean necesarias, es un signo característico de nuestro momento cultural y encierra, en mi opinión, una promesa radical de transformación.

El cambio humano, social y político no vendrá de voluntarismos ni de “proyectos” más o menos elaborados, sino de una transformación de nuestro modo de ver. En este sentido, me parece que la revolución primera, la más necesaria, es la “transformación de la consciencia”. Por decirlo en una imagen, las otras revoluciones pueden servir, en el mejor de los casos, para cambiar los muebles de lugar; solo esta última es la que hace posible que cambiemos de casa.

Sin duda, todo lo que se expande está expuesto a convertirse en una “moda”, con los riesgos que ello implica, sobre todo cuando la intuición original se sustituye con sucedáneos que nada tienen que ver con ella. Sin embargo, aun siendo consciente de la ambigüedad que acecha a todo lo humano, me encuentro entre quienes reconocen que la llamada “revolución de la no-dualidad” aporta sabiduría, comprensión, liberación del sufrimiento y transformación radical en nuestro modo de vernos y de vivirnos. Y que el modelo no-dual de cognición constituye la “clave de lectura” más adecuada para comprendernos y comprender la realidad.