La Misericordia y la Verdad
se han encontrado.
La rectitud y la dicha
se besarán mutuamente.
El hombre, en su debilidad y falta de visión,
cree que debe tomar decisiones en su vida,
tiembla ante los riesgos que toma.
Nosotros no tememos.
Nuestra decisión no tiene importancia.
Llega el día en que nuestros ojos se abren.
Y llegamos a entender que la Misericordia es infinita,
solo es necesario esperarla con confianza,
y recibirla con gratitud.
Y he ahí todo lo que hemos elegido.
La Misericordia no impone condiciones,
y todo lo que rechazamos
también nos ha sido concedido.
Si, también recibimos lo que rechazamos.
Porque la Misericordia y la Verdad se encuentran juntas,
y la rectitud y la dicha, se besarán mutuamente.
Fragmento de «La fiesta de Babette».