Buscarse en el abismo o en la lágrima.
Abrirse a descubrir lo que se ignora.
Conocer sabiendo que no somos lo conocido.
Conocer desconociéndose, desnombrándose.
¿Quién soy yo? … ¿quién quiere saberlo?
Al final, emerge un silencio sin respuesta
que ya estaba en el principio.
Viajamos lejos, largo es el sueño, y el retorno,
hondo el sentimiento.
Nos guían las sombras, pero lo hacen ciertamente.
Sombras de la luz, huellas lúcidas de ser.
No vemos, pero no dejamos de ver,
No entendemos, pero algo nos entiende.
No sabemos, y por eso somos conocimiento.
En la noche, fresca y clara,
una mirada ve por nuestros ojos.
Nos mira de una nueva forma,
descubre belleza en todos los rostros,
amor en la dificultad, sostén en la caída.
¿Quién nos mira?…, ¿quién quiere saberlo?
Nada interroga nada aunque resuenen las preguntas.
Nunca existió la incertidumbre.
La vida se vive a sí misma, transcurre.
Solo es cierto que somos,
más allá de la búsqueda y en ella,
más allá del dolor y aún más en él.
Largo es el sueño, y dura un instante,
en ese instante verdadero,
en ese conocerse del amor,
¿Quién crees que soy yo?
Alicia Martínez