SABER LO QUE SOMOS // Fidel Delgado

Entrevista de Ima Sanchís a Fidel Delgado, psicólogo clínico, en La Contra, de La Vanguardia, 9 de mayo de 2022.

https://www.lavanguardia.com/lacontra/20220509/8252065/autoenganos-terribles-dejas-dejas.html

“Uno de los autoengaños terribles es que si dejas de hacer, dejas de ser”.

“Tengo 79 años. Madrileño. Casado, siete nietos. En política, si se gozara de luces suficientes y una madurez humana que tiene que ver con saber atender a lo que los demás realmente necesitan y no las entelequias partidistas, irían las cosas mejor. La realidad unifica, el partidismo separa. Soy, como todos, un misterio”.

Durante muchos años, fue un psicólogo al uso que ejercía en el Hospital Universitario “La Paz”, de Madrid, era profesor en la Escuela Universitaria de Enfermería y acompañaba a personas en su morir. Pero su agilidad mental, su sentido del humor y su profundo conocimiento de lo que somos le llevaron por otros derroteros: acompañar y comunicar lo que sabe con honda ligereza en retiros como el que tendrá lugar en Barcelona del 20 al 22 de mayo, Recursos interiores para crisis exteriores (CONCIENCIAconCIENCIA.com). “Para dejar de sufrir hay que explorar el poder de soltar, si no sueltas es que te falta confianza en el poder de lo tuyo y, entonces, ya no puedes soltar porque has dado el poder a un trabajo, a una creencia, a unos afectos… Al que se le llama hacia adentro y hace caso, atina del todo. La salida de lo estrecho está hacia dentro”.

Todos somos profundamente lo mismo. Nos diferenciamos en la periferia, y algunos ponen tal esfuerzo para ser una cosita diferente de otras cositas que se arruinan la vida.

¿Somos muy semejantes?

Lo que nos diferencia es como una pelusa en el ojo. Tienes que hacer sucesivos parpadeos para que los deseos, los miedos y toda esa pelusa que ocupa la lucidez y la comprensión se vaya y se aclare lo que realmente eres.

¿Cómo vislumbrar lo que somos?

Ya lo somos, pero prestamos nuestra atención a exteriores, emergencias y cuentos que nos cuentan.

¿Qué soy?

Un Soy con mayúsculas que no es perdible, conseguible ni explicable; pero es el fundamento de todo los demás: relaciones, emociones…

¿Hay que ir al centro de dentro?

Sí, pero nos venden que hay algo que lograr que en realidad ya está logrado y tenemos el día enhebrado con “tengo que…, tengo que…”, y como es obsesivo, pues hasta que duermes toda la atención está hacia fuera.

Pero al día siguiente es un volver…

Los niños cuando juegan hacen un pacto entre ellos: vale que jugamos a incendios y tú te quemas, tú eres el de la escalera y yo el bombero. Se reparten los papeles por un rato, se juega con una intensidad increíble, pero salen del papel cuando se acaba el juego.

¿Esa es su propuesta?

Cuando el juego se desvanece y no hay ni restos de haber sido jefe de los bomberos, vuelves a ser tú, y eso es lo que va apareciendo en la madurez: ser capaz de jugar cualquier juego sabiendo que su consistencia es efímera.

¿Para eso están los retiros?

Su función es mirar hacia dentro, darse cuenta de que uno está muy p´allá, poque un indicador de sanación es estar p´acá, es decir, hacia dentro. En cuanto se hace este movimiento, pierde fuerza lo atracativo de fuera.

¿Atracativo?

Es que lo de la atención diaria es un atraco. Si no mantienes hoy día una conversación sobre los ítems de la actualidad, parece que estás desclasificado.

¿Cómo lo soluciona usted?

Yo me he suscrito al Club del No Sé, y de ahí hacia dentro es donde vas descubriendo lo que tiene consistencia y lo que irrealmente es tan de superficie que cuando acabas de formularlo ya ha caducado.

Algunos andamos muy despistados

Es que el ciclo de despistarse y repistarse es otra forma de llamar a la vida. La vida no tiene prisa, tanto le da que estés unos cuantos trienios despistado; otras veces se aclara todo en un parpadeo y uno se queda sin palabras de lo simple que es.

Eso es una suerte

Vivir es tomar contacto con lo que realmente soy e ir considerando que las formas de ser por las que voy pasando son caducas. Pero no se lleva la atención hacia dentro con la voluntad.

¿No?

Es el mismo centro el que te pide volver adentro de ti. Desempeñar tus retos diarios y luego soltarlos sin duelo porque sabes que hay mucho más esperando ser probado.

La vida es rutinaria

Y angustiante, acelerada, pero si tienes energía y ganas de indagar lo que realmente eres, lo vas a disfrutar y cambia la vida; pero si ahora no te apetece, lo que eres no caduca jamás.

¿Y cuál es la puerta de entrada?

Es fácil: si cierras los ojos, los oídos, y vuelves la atención hacia dentro, ya estás ahí.

Meditamos, hacemos terapia… y no nos encontramos

A veces esas acciones son de ese yo engreído que cree que es el que hace las cosas. El hacer es lo que le da al ego la sensación de fuerza, presencia, eficacia o, si quiere angustiarse, colecciona todo lo que queda por hacer. Uno de los autoengaños más terroríficos es que si dejas de hacer, dejas de ser.

Entonces, ¿no hacemos nada?

Es una dirección complementaria. Hay un momento en que la vida te llama en otra dirección y lo inteligente es hacerle caso.

¿Cómo?

No hace falta hacer 12.000 postraciones en Katmandú, sino algo tan simple como que con la atención diaria vuelvas hacia dentro, donde está el origen de ti.

¿Y eso se hace meditando?

Pueden utilizarse diferentes recursos, pero lo más importante es captar de qué va, porque se te puede complicar mucho la vida si, además de todo lo que haces, añades meditar, plancharte los chakras e ir al dietista porque te faltan oligoelementos. En realidad, lo que realmente soy no corre ningún peligro.

¿El peligro es que no te enteres?

Para mucha gente, el papel que hace es todo lo que es; por tanto, en cuanto el personaje y su cuerpo están sometidos a cualquier amenaza, entra en modo angustia y terror; si sabes que no eres eso ni de lejos, ya sabes la clave.