ANILLOS DE ÁRBOL // Esther Fernández Lorente

El tiempo pasa y va dejando capas
como anillos de árbol que crecen
de dentro hacia afuera, año a año,
guardando la huella de las cosas.
Cicatrices de incendios,
grandes sequías,
inundaciones,
plagas
se
graban
como figuras
difuminadas
entre la normalidad
de las circunferencias de la vida.
La madera muestra el sentimiento
profundo de gratitud y aceptación.
La madera dibuja lo que vive
abrazando todo lo que ha sido
y acogiendo todo lo que es
en hermosos círculos concéntricos
que bailan irregulares, con marcas,
de dolor, de amor, de resiliencia.
La madera se abraza a sí misma,
sin rubor, en cada nueva capa,
sin prisa, de la periferia al centro,
vibrante, del centro a la periferia.

Miro atenta bajo mi corteza,
recorro con mis dedos, año a año,
esas huellas de la vida,
con hermosos trazos irregulares
que dibujan mi existencia
y hablan de la corriente de amor
que envuelve y acoge cada paso,
en un inmenso y comprensivo abrazo,
sin rubor, en cada nueva capa,
sin prisa de la periferia al centro,
vibrante, del centro a la periferia.

                                                                 Esther Fernández Lorente.