¿CRISIS DE VALORES O CRISIS DEL MODELO DUAL?
OTRO MODO DE VER, PARA VIVIR DE OTRO MODO
I. Introducción
Si algo parece incuestionable es que nos hallamos ante una crisis global, en muchos sentidos sin precedentes en la historia de nuestra especie.
Pero esto puede ser una buena noticia. En realidad, toda crisis es una encrucijada que, obligándonos a replantear las cuestiones básicas –porque después de ella nada podrá volver a ser como antes–, encierra la promesa de un amanecer más pleno y radiante…, siempre que estemos dispuestos a vivirla como oportunidad y queramos aprender lo que tiene que enseñarnos[1].
Nos hallamos, pues, en medio de una crisis global –afecta a las distintas dimensiones de nuestra vida: económica, política, social, de instituciones públicas, religiosa, planetaria, ecológica…– que es también, y básicamente, una crisis de valores.
En realidad, si entendemos por “valores” aquellas realidades –cualidades, aptitudes, criterios, comportamientos…– que nos humanizan, individual y colectivamente, parece exacto decir que, en el origen de cualquier crisis, podrá detectarse una crisis de valores. Bien porque se ha modificado la evaluación que hacemos de las cosas, bien porque nos habíamos fundamentado en determinados criterios que han resultado, no solo frágiles, sino engañosos.
Ahora bien, dado que toda crisis –individual o colectiva, puntual o global– conlleva, al menos en su inicio, un elemento de “confusión” que suele descolocarnos, parece prioritario detenerse para elaborar un diagnóstico lo más ajustado posible. Solo la lucidez –la comprensión adecuada de lo que ocurre– permitirá avanzar en la dirección correcta y ofrecer los medios ajustados para una resolución positiva.
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[1] Sobre el sentido de las crisis personales y el modo de gestionarlas constructivamente, E. MARTÍNEZ LOZANO, Crisis, crecimiento y despertar. Claves y recursos para crecer en consciencia, Desclée De Brouwer, Bilbao 52018.