Tú eres aquel con quien me despierto cada mañana. Aquel con el que respiro, aquel cuyo latido siento como mío.
Tú eres aquel con el que camino, aquel con el que hablo y canto, aquel que se queda conmigo en cada momento de despertar de cada día sagrado.
Tú eres aquel con el que me enfermo, con el que lloro, aquel cuya ira y alegría y duda surge a través mío como fuego.
Tú eres aquel con el que moriré, aquel a cuyos brazos regresaré. Tú eres aquel que veo en cada rostro, brillando a través de cada par de ojos, resplandeciendo a través de los silencios, los senderos de polvo y los espacios en el follaje.
Tú eres mi constante compañía, mi hogar, mi razón, mi alegría, mi vida. No podemos ser separados, no podemos ser dos, e incluso “Uno” es demasiado para nosotros.
Entono esta canción para mí mismo, desapareciendo en ella, y nunca estoy solo.
Jeff Foster